¡Terminamos ya el curso! El último día para poder subir trabajos será el día 8 de Mayo a las 23:59. A ponerse las pilas que ya queda poquito!!!!

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Tesoro del Caramblo (2 parte)

Aquí continuamos con esta segunda parte del Tesoro del Carambolo y su fin. Esperamos que os guste...

HALLAZGO

El día 30 de Septiembre de 1958, en los terrenos de la Real Sociedad de Tiro de Pichón de Camas, y en el curso de unas obras de ampliación para el Torneo Internacional, la azada del joven trabajador Alonso Hinojos del Pino descubrió un objeto metálico que habría de ser el primero de los brazaletes de oro de 24 quilates.



El hallazgo se daba, una vez más, por casualidad: el arquitecto Medina Benjumea, momentos antes de marchar al aeropuerto, mandó excavar quince centímetros más en la terraza que se preparaba con objeto de que las ventanas no quedasen tan a ras del suelo. Y sin tal resolución, la terraza se hubiera pavimentado con losas de cemento, y el tesoro y todo lo demás hubiera quedado oculto para siempre.




Los obreros que encontraron el brazalete siguieron excavando un poco más abajo al observar que al brazalete le faltaba un adorno. Pero la sorpresa fue aún mayor cuando encontraron un recipiente de barro cocido, una especie de lebrillo con los bordes curvados, que contenía el resto del magnífico tesoro.

Aparentemente eran imitaciones de joyas antiguas, de latón o cobre, por lo que no dieron mayor valor a lo que encontraron. Tanto es así, que se las repartieron entre los trabajadores que habían intervenido. Uno de ellos, para demostrar que no podían ser de oro, dobló repetidamente una de las piezas hasta llegar a romperla. Debido a aquella absurda prueba, la marca de la rotura ha dañado para siempre uno de los elementos que tiene forma de piel de toro. Finalmente resolvieron entregar las piezas.

El dos de Octubre siguiente, y gracias a la magnífica gestión de los responsables del Tiro Pichón, entra en escena el ilustre arqueólogo y catedrático Don Juan de Mata Carriazo. Tras el minucioso examen pertinente ofrece la siguiente descripción:

“El tesoro está formado por 21 piezas de oro de 24 quilates con un peso total de 2950 gramos. Joyas profusamente decoradas, con un arte fastuoso, a la vez delicado y bárbaro, con muy notable unidad de estilo y un estado de conservación satisfactorio, salvo algunas violencias ocurridas en el momento del hallazgo”.



DESCRIPCIÓN DEL TESORO

Este valiosísimo tesoro que muestra un exquisito trabajo de orfebrería se compone de las siguientes piezas:

1-Un collar, con un peso total de 260 gramos, con dos ramas de cadenas cada una de 30 centímetros de longitud, terminadas en una anilla y un travesaño; un pasador pusiforme; 16 pequeñas cadenitas; y, por último, 7 colgantes con aspecto de sello signatario. Estos sellos, que en su origen podrían haber servido para marcar propiedades o sellar contratos, se cree que podían haber dejado de tener su función original como sellos y haberse convertido posteriormente en mera joya de adorno.




Falta además un octavo colgante.

2- Dos brazaletes cilíndricos de unos 10 centímetros de altura por 12 de diámetro, con un peso de 550 y 525 gramos respectivamente.




Están formados por dos planchas cilíndricas, separadas entre sí unos 5 centímetros y unida por sus extremos mediante un remache. Toda la superficie exterior está decorada con 5 filas de semiesferas soldadas sobre aros alternando con 4 filas de rosetas.




3- Dos pectorales en forma de “galápagos” con peso de 245 y 200 gramos. El mayor lleva una decoración del mismo tipo que la de los brazaletes: semiesferas, rosetas encapsuladas. El menor con una decoración semejante a la de los colgantes del collar, a base de pequeños filetes.




4- Ocho placas de 9 por 5 centímetros, construidas de forma semejante, con dos láminas de metal algo separadas y unidas por remache. Tienen un peso de 380 gramos.




5- Cuatro placas de aspecto general semejante, algo mayores, de 11 por 6 centímetros, con un peso de 453 gramos. La decoración es idéntica a la de los brazaletes.



6- Otras 4 placas, semejantes a las anteriores, de 11 por 4,5 centímetros y 320 gramos de peso total.




ANÁLISIS DEL TESORO


Es un conjunto de gran unidad técnica y estilística. Las piezas fueron ocultadas dentro de una estructura oval, en la que además había abundantes huesos de animales y cerámica del tipo que se ha denominado “carambolo”, lo que ha hecho pensar en un posible espacio de culto destinado a algún ritual.

La cronología de este tesoro puede ser fijada, entre los siglos VIII y III a.C. “Un tesoro digno de Argantonio” como afirma Don Juan de Mata.

Mientras algunas opiniones coinciden en que todos estos adornos, de oro posiblemente, eran portados por una sola persona (tal vez un hombre) en momentos de máxima representatividad, otras se decantan por la hipótesis de que podría tratarse de adornos para alguna estatua ritual, posiblemente un toro.




El Tesoro del Carambolo muestra un exquisito trabajo de orfebrería y fueron empleadas diversas técnicas en su ejecución: fundido a la cera perdida, laminado, troquelado y soldado. Algunos elementos, debido a las concavidades que presentan, tuvieron que llevar incrustaciones de turquesas, piedras semipreciosas o de origen vítreo.

En la interpretación inicial se consideró que el tesoro debía tener como finalidad principal la de mostrar de forma bien patente, en ciertas ceremonias de importancia, la autoridad de un personaje de elevado rango, casi un monarca, y se pensó en el mítico Argantonio rey de Tartessos.



Pero a partir del año 2003, se han efectuado nuevas excavaciones en el cerro del Carambolo y los arqueólogos han podido constatar que allí no hubo jamás un poblado tartéssico, sino un santuario fenicio que atravesó cinco fases constructivas y que en su momento de máximo esplendor reunió numerosas dependencias entre las que se encontraban un amplio patio y dos templos que podrían estar consagrados a los dos principales dioses fenicios: Baal y Astarté. Un conjunto monumental que se mantuvo en uso hasta el siglo VI a.C.

Los trabajos que un equipo de arqueólogos integrado por Álvaro Fernández Flores y Araceli Rodríguez han sido de vital importancia para establecer el origen del poblado del Carambolo.



Fernández Flores argumenta que el ajuar cerámico descubierto en este yacimiento utiliza la técnica del torno en una época en que la población aborigen la desconocía, y son los fenicios TIRIOS los que traen el torno cerámico a la península.

Según las últimas excavaciones, había dos ajuares paralelos, similares aunque con diferente función, que se empleaban en sacrificios de bóvidos, vacas para Astarté y toros para Baal.

Los pectorales, que de hecho tienen forma de piel de toro, irían sobre la testuz del animal y el ajuar sobre el lomo. Y el sacerdote se ponía el collar y los brazaletes. Según los comisarios de la exposición todo concuerda: se han encontrado los altares y el complejo arquitectónico responde perfectamente a esta teoría.

Es decir, si antes se pensaba que EL Carambolo era un poblado tartésico, entendido como poblado indígena, que tenía relaciones con los fenicios, ahora se entiende que fue un santuario muy importante y fenicio, fenicio puro, dedicado a la diosa Astarté y al dios Baal, la pareja divina de la religión de los fenicios. Se ha corroborado también que el tesoro no es parte del atuendo de un rey tartésico, sino que es el ajuar de un sacerdote.

De hecho, la intención de los comisarios es llevar esta exposición al extranjero para consolidar estas ideas, en un lugar de Oriente (Israel) o de Occidente (Inglaterra).

Por último, como anécdota del tesoro, podemos comentar que cuando ejercía como Comisario de la Expo 92 de Sevilla Don Jesús Aguirre, marido de la Duquesa de Alba, encargó a un prestigioso joyero de Madrid, conocido suyo, una exacta reproducción en oro del tesoro, para ser expuesta.

El temor de que las piezas originales, cuando se devolvieran, fuesen sustituidas por una copia, produjo un enfrentamiento entre el Duque de Alba y miembros del Ayuntamiento sevillano, desembocando en el cese de su cargo como Comisario.

En conclusión, los fenicios levantaron este santuario en un cerro a orillas de lo que entonces era la desembocadura del Guadalquivir. Y allí quedó sepultado este foso ritual destinado al depósito de ofrendas. De este modo, nuestro tesoro no es tartésico, sino puramente fenicio. Aunque nunca se pueda asegurar al cien por cien. Lo que sí se puede asegurar es que es ibérico sin duda y se encontró en España.

La duda que habrá que despejar es si al término de la exposición, el tesoro se podrá quedar definitivamente en el museo o si deberá regresar, por enésima vez, a la cámara acorazada del banco en el que se ha pasado este medio siglo, no por antojo, sino por la falta de medidas de seguridad suficientes de que ha adolecido el Arqueológico.



Los escollos que debe salvar El Tesoro de Carambolo para su exhibición pública y continuada en el Museo Arqueológico de Sevilla se resumen en dos: la seguridad (haría falta una cámara acorazada valorada en unos 300.000 euros, aparte de su mantenimiento) y el precario estado en el que se encuentra el edificio, una joya de la arquitectura española de 1929, de Aníbal González.



El Museo necesita una reforma integral que pasa por un compromiso con el Ministerio de Cultura, titular del inmueble. Recibirá para el próximo año de los Presupuestos Generales del Estado 1,21 millones de euros cuando lo presupuestado es casi 20 millones de euros. Por todo ello, sólo servirá para adaptar la sala y adquirir la cámara acorazada.

Por tanto, lo lógico es que una vez reformado permanezca en el Museo Arqueológico de Sevilla junto a otros tesoros romanos, turdetanos, etc…ya que es el gran museo del país, pues el de Madrid tiene piezas importantísimas pero no crece, está cerrado.



Por último, sólo nos queda a nosotras poder visitar la exposición cuando los estudios nos lo permitan y animar a los demás para que también lo hagan. Seguro que merecerá la pena.






BIBLIOGRAFÍA

- “Talleres de Cultura Andaluza”. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia.

- Asián Peña: “Manual de Historia de España”, Editorial Bosch, Barcelona, 1972.

- Wikipedia.

- www. dearqueologia.com.

- www.celtiberia.net.

- www.aprendersociales.blogspot.com




CRISTINA ROCHA (2 BACH “B”) Y YOLANDA DOMÍNGUEZ ( 2 BACH “A”).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.