¡Terminamos ya el curso! El último día para poder subir trabajos será el día 8 de Mayo a las 23:59. A ponerse las pilas que ya queda poquito!!!!

sábado, 20 de febrero de 2010

León Felipe

"Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
y sé todos los cuentos".

Sé todos los cuentos, de Llamadme publicano (1950)



De entre las voces del exilio español de posguerra, la de León Felipe es una de las más particulares y poderosas en su intento por cantar las verdades de una época convulsa sin perder el tono poético y caer en el prosaísmo. Pese a todo, lo cierto es que su obra es profundamente desconocida y fue despreciada en su momento por la crítica. Desapegado de las corrientes literarias del momento, exiliado y rebelde ante toda autoridad, Felipe es quizá uno de los poetas españoles más injustamente valorados en todo el siglo XX.

Biografía

Felipe Camino Galicia de la Rosa nace en Tábara (Zamora) en 1884, miembro de una familia burguesa. Cursa estudios de Farmacia en Madrid en la primera década del siglo, y obligado por sus circunstancias personales entra a trabajar durante varios años como boticario en Santander. Sin embargo, desde joven la verdadera vocación de León Felipe es el teatro, por lo que se enrola en una compañía de cómicos itinerantes. Estos años de vida errabunda y pobre inspiran los versos de su primer libro, Versos y oraciones del caminante (1920), que conocería una segunda parte en 1929.

Seguidamente abandona España, y entre otras ocupaciones administra hospitales en Guinea Ecuatorial, imparte clases en varias universidades norteamericanas (donde entra en contacto con la poesía de este país, que le influirá más que ninguna otra) y ocupa el cargo de agregado cultural en la embajada republicana en México.

Poco antes del inicio de la Guerra Civil regresa a España, y participa activamente en la administración republicana hasta que en 1938 decide exiliarse definitivamente huyendo de la expansión del bando nacional. La experiencia del conflicto, el exilio y su radical militancia de izquierdas marcarán su poesía a partir de este momento. De vuelta a América, en 1941 traslada al castellano Song of Myself, la obra capital de Walt Whitman, y Felipe adopta su estilo poético definitivo.




Monumento a León Felipe en su localidad natal.
La indumentaria, sin desperdicio.

En el exilio mexicano, León Felipe se convierte en una de las figuras culturales españolas más directamente enfrentadas al régimen franquista. Hasta el final de su vida, transforma su obra en una denuncia explícita de la situación política y espiritual del mundo moderno, lo que condiciona en gran medida su apreciación crítica posterior. Obras suyas de madurez son La insignia (1936), El payaso de las bofetadas (1938), Pescador de caña (1938), El hacha (1939), Español del éxodo y del llanto (1939), El gran responsable (1940), Ganarás la luz (1943), España e hispanidad (1947), Llamadme publicano (1950), El ciervo (1954) y Oh este viejo y solo violín (1968). Fallece en Ciudad de México en 1968.

Obra poética

La producción lírica de León Felipe, muchas veces valorada desde un punto de vista político y parcial y denostada por ello, representa sin embargo un hallazgo peculiar y extraño dentro de la literatura española del siglo XX. Felipe es un autor muchas veces a la sombra de sus inmensos y más reconocidos coetáneos, alejado diametralmente de las corrientes predominantes y relegado muchas veces a la marginalidad por su rechazo de lo oficial.

En primer lugar, resulta complicado hablar de León Felipe sin hacerlo de Walt Whitman. El poeta zamorano es por mucho el más notable seguidor en España de la figura del poeta estadounidense por excelencia. Tanto formalmente como temáticamente, la influencia de Whitman es inconfundible, especialmente a partir de la estancia de Felipe en Estados Unidos y de su traducción de Song of Myself.




Mr. Whitman, padre poético de León Felipe.

En el ámbito estilístico, la poesía de León Felipe es enérgica, alejada de todo retoricismo y su verso libre tiende inevitablemente al versículo por las propias características de su discurso. Por influencia de Whitman Felipe escribe una lírica de tono solemne, profético, enraizada en un ritmo bíblico y declamatorio. Fuertemente sentimental, humano y cercano a la realidad, su lenguaje se carga de imágenes históricas (abundan las referencias directas a personajes y fechas), sociales y religiosas.



Temáticamente hablando, León Felipe concibe su poesía como una herramienta de expresión política y religiosa y ante todo, como una expansión de su propia personalidad. Al igual que en Whitman, toda la formalidad de la obra está subordinada a un contenido de tipo místico que exalta valores como la libertad y la solidaridad, adoptando un enfoque ideológico muy claro en todo momento, de tintes cercanos al anarquismo. El poeta se presenta a sí mismo como un profeta moderno, un intérprete de la historia que juzga el mundo y la época que le han tocado vivir directamente, empleando para ello una curiosa mezcla de realismo y religiosidad.

Finalmente, conviene destacar también la faceta teatral de León Felipe. Ferviente admirador del teatro clásico inglés, muchas de sus traducciones de los contemporáneos de Shakespeare se encuentran perdidas o faltas de análisis. Igualmente, es autor de obras dramáticas como La manzana (1951), Macbeth o el asesino del sueño (1954) y El Juglarón (1961).

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